Lo que se esperaba.
¡Pues yo les vi bien¡ ¿Qué quieren que les diga?; Eso sí, cada cuál en su papel, como cabía esperar.
Vi bien a Zapatero en su condición de Presidente de una nación que busca abarcar a todos los españoles, incluido el ¿52%? de los vascos y a su Lehendakari; le vi en su línea de un discurso moderado, conciliador. Como el padre que pretende explicar con paciencia al hijo adolescente porqué tiene que respetar las normas de la casa. Se le ha acusado de ambigüedad y falta de firmeza: sinceramente, pudo expresar más alto pero no más claro su exigencia de respeto a la Constitución como norma básica de convivencia de todos los españoles. Incluso Rubalcaba, asumiendo el papel de poli malo que algunos creen debió representar Zapatero, dejó bien claro a Ibarretxe que diálogo sí pero no así.
Se ha comentado, y con razón, que Rajoy estuvo brillante. Seguramente, la relación de preguntas que le planteó al Lehendakari resumieron perfectamente la incongruencia de la postura nacionalista. En algunos sectores se le ha acusado de dar un trato demasiado duro a Ibarretxe: quizás. Pero tampoco podía ocurrir que el nacionalismo vasco se saliera del hemiciclo como había entrado después de todo el revuelo que está montando por un plan que se encuentra en un callejón sin salida desde el mismo día que vio la luz.
Astérix.
Vi bien a Zapatero en su condición de Presidente de una nación que busca abarcar a todos los españoles, incluido el ¿52%? de los vascos y a su Lehendakari; le vi en su línea de un discurso moderado, conciliador. Como el padre que pretende explicar con paciencia al hijo adolescente porqué tiene que respetar las normas de la casa. Se le ha acusado de ambigüedad y falta de firmeza: sinceramente, pudo expresar más alto pero no más claro su exigencia de respeto a la Constitución como norma básica de convivencia de todos los españoles. Incluso Rubalcaba, asumiendo el papel de poli malo que algunos creen debió representar Zapatero, dejó bien claro a Ibarretxe que diálogo sí pero no así.
Se ha comentado, y con razón, que Rajoy estuvo brillante. Seguramente, la relación de preguntas que le planteó al Lehendakari resumieron perfectamente la incongruencia de la postura nacionalista. En algunos sectores se le ha acusado de dar un trato demasiado duro a Ibarretxe: quizás. Pero tampoco podía ocurrir que el nacionalismo vasco se saliera del hemiciclo como había entrado después de todo el revuelo que está montando por un plan que se encuentra en un callejón sin salida desde el mismo día que vio la luz.
Astérix.
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