La progresía está conmocionada.
Gran sorpresa en el mundo progre: el Papa elegido no defiende el aborto, ni le gusta la eutanasia, ni le parece bien el matrimonio gay...
Si hubieran llamado al cónclave a Gabilondo, o Hans Küng, o al profesor Magdalena...
¡Qué cosas tiene el Espíritu Santo!...
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La Roca.
«Ni cinco minutos. Cuando han sido debidamente elegidos, es costumbre conceder a los líderes de todo el mundo -Papas anteriores incluidos- un periodo 'de gracia' antes de que empiecen los tiros. Pero a Benedicto XVI la prensa laicista y los verdaderos poderes de este mundo le tenían ganas desde hace tiempo y se han despachado a gusto. Al nuevo Papa le han llamado de todo menos bonito aun antes de que abriera la boca. Y no saben lo que me ha tranqulizado leer tanta crítica unánime.» (continúa)
Nuestro Papa:
«Si tuviera que definirlo lo calificaría de humilde. Pudo ser la estrella del firmamento académico progresista, pero prefirió ser visto como un retrógrado, un papista, el guardián de la ortodoxia, el romano (cuando los alemanes, como explicaba él mismo muy bien, padecen de complejo antirromano), el personaje odioso al que le pegaban las bofetadas que no se atrevían a darle a Juan Pablo II (continúa)
1 Comments:
Es natural que los cuervos se agiten en bandadas de envidia y resentimiento ante un hombre con principios y sin complejos que está decidido a batallar por Europa, es decir, por la Cristiandad. La progresía querría un Papa tranquilito, "moderado", "aperturista", eufemismos para decir un Papa que se rinda ante los deseos del poder y la modernidad. Pues no. Aquí llega Ratzinger Z, a combatir a los relativistas.
Ánimo, Benedicto XVI. "Ladran, Sancho, señal que cabalgamos".
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