Selecciones. 27 de septiembre de 2005.
1.- A veces intentar ir a Misa con los niñós es bastante complicado. No sólo tienes que pelear porque se porten bien, sino también con la susceptibilidad de mucha gente. Por eso me ha gustado este comentario de la página Archimadrid. (No es posible el enlace directo. La selección es del comentario de ayer)
«Es cierto que a veces los niños corren y juegan por la Iglesia, también es cierto que a veces los sacerdotes nos hemos enfadado y hemos regañado a los niños o a los padres, o que algunos de los otros fieles -muy serios ellos-, se han indignado por la “naturalidad” de los niños. Realmente hay que ir enseñando a los niños a diferenciar entre el parque y la iglesia (sobre todo cuando el niño ha cumplido ya los dieciséis años), pero no debemos tomarlos como los enemigos. “Como no es de los nuestros, se lo hemos querido impedir,” parece que dicen algunos cristianos circunspectos cuando les “molesta” en “su Misa.” A esos que, como mis monaguillos, tienen la cabeza grande y el cuerpo -y por lo tanto el corazón-, muy pequeño, habría que recordarles que Cristo no “aguantó” a los niños, sino que los amó y por ellos también murió en la cruz, para acercarles a su Padre Dios.»
5 Comments:
La educación y la disciplina no están reñidas con el amor a los niños. Si no hay respeto, no hay devoción.
Y con 16 años ya no es una niñería, sino una tomadura de pelo.
Recuerdo que en Inglaterra, donde viví con mis padres y hermanos muchos años, los sacerdotes bendecían a los niños que acompañaban a sus padres a tomar la Comunión.
Entendían bien claramente donde estaba el futuro de la Iglesia.
Y además en vez de protestar se solían tomar medidas de lo más pragmáticas. Por ejemplo, reservar una parte de la iglesia que se acristalaba desde el suelo hasta el techo para padres con niños, de modo que los padres podían seguir perfectamente la misa desde la "pecera" y los niños más revoltosos no molestaban al resto de gente.
En mi parroquía en España se ha hecho algo similar de modo tácito. Los padres con hijos pequeños se colocan en un extremo del templo que está algo separado del resto y donde los niños revoltosos molestan menos mientras los adultos pueden escuchar perfectamente la misa.
Creo que es una costumbre mas que necesaria el acudir toda la familia a misa, y si los niños son algo revoltosos la solución no es echarlos, sino buscar una forma que permita a todos escuchar la Misa como se debe.
Estoy de acuerdo que calificar a un joven de 16 años como "niño" es algo "forzado". Si un chaval de 16 años no sabe comportarse en la Iglesia entonces tenemos un problema.
Es verdad lo que dices Embajador, que es importante ir a Misa toda la familia. La fe es un don de Dios, que se la da a quien El quiere, pero también se transmite.
Hay una parroquie en Pozuelo, Nuestra Señora de Caná, en la que a los niños se les invita a que se sientan en las gradas del presbiterio, como una especie de corte de honor a la Eucaristía.
También hay un ejemplo notable en la parroquia de San Alberto, en Vallecas. Una capilla lateral está completamente insonorizada y a través de un ventanal de cristal las madres pueden seguir la misa aunque sus críos armen mucho ruido; el resto de los asistentes ni los ven ni los oyen. En todo caso, qué alegría en nuestras iglesias haya niños.
Sobre el tema que nos ocupa he leido esto:
"“... Me llamó la atención lo natural que es este tipo de adoración para los niños. En vez de estar confinados a la estructura del banco, esa pequeña prisión de madera, tienen libertad para andar, explorar y descubrir las cosas de su interés: los íconos, las velas, los vitrales, los recodos. Esto me parece apropiado. Siempre he remarcado que el rito latino, antes y después del Vaticano II –enfocada en la restricción, la concisión—es una adoración diseñada para adultos, mientras que el rito bizantino, con su exhuberancia, repetición y elaboración, fue designado por niños. [...]"
El artículo completo lo teneis aqui
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