El sentido de las palabras.
Ese desvanecimiento del sentido las palabras del que les hablaba en el post anterior, abarca a todos los ámbitos de la vida. Pero donde se manifiesta de un modo más agudo es el mundo de la política y del derecho. Allí las palabras y los preceptos se fuerzan y se retuercen hasta hacerles decir lo que no dicen. Y no pasa nada, porque siempre habrá un juez alternativo que de fe de que esa interpretación es la correcta.
De algo de esto escribe hoy Ramón Pi, en lagacetadelosnegocios:
«Ya no sabemos a qué atenernos en cada vez más situaciones, más materias y más graves. No sólo el espíritu, sino la letra misma, de las leyes se retuercen y desnaturalizan según las conveniencias coyunturales de algunos políticos y al servicio de sus bajas pasiones de poder. Y todo eso ocurre ante nuestros ojos de forma cada vez más obscena y desvergonzada, y se recibe con silencio, miedo y derrotismo por muchas personas.»
Sanchopanza
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