Ari Vatanen, un campeón a favor de la vida

Desde hace tiempo en este blog pretendemos recoger testimonios de personajes públicos que no se avergüenzan de ser cristianos. Son aquellos que no están dispuestos a meterse en el armario, porque ¡mira que sienta mal a los cristianos el armario!.

A través del blog Dignidadhumana (gracias Alberto) nos enteramos de este testimonio de Ari Vatanen.

Ari Vatanen, fue campeón del mundo de rallies, y es desde hace un tiempo eurodiputado por el Partido Democristiano finlandés. Ha sido uno de los eurodiputados que más ha luchado por incluir en la Constitución Europea la referencia a las raíces cristianas. Está casado y tiene cuatro hijos. Hace unos días, con motivo del inicio del Rally Barcelona-Dackar, le entrevistaban en La Vanguardia. Esta es la entrevista

En el foro de Hazteoir aparece también lo siguiente:

A raíz de esta entrevista, que me encantó, quise saber su opinión sobre la defensa de la Vida. Buscando por internet, encontré su web oficial: http://www.arivatanen.com/ Y en su web, el siguiente artículo escrito por él que me ha fascinado (el artículo original está en inglés):

«En la revista semanal finlandesa NYT, el columnista Toumas Nevanlinna apoyaba en una frase el aborto libre y la prohibición de la pena de muerte. Me quedé sorprendido. Ejecutar asesinos es por sí mismo bárbaro, pero la matanza de un niño inocente es una fría evidencia de la intoxicación de la gente sintiendo su propia omnipotencia. Nosotros decidimos quién puede vivir. ¿No empieza la vida humana ya antes del nacimiento? Debería preguntar esto a los padres que han perdido a sus niños no nacidos. Para nosotros, nada es sagrado o absoluto en estos días. Por el contrario, la base de la humanidad está en las manos de la política y la opinión diarias. En Europa cada año cerca de un millón de niños se asesinan legalmente. Pero entonces, ¿qué es la solidaridad si nosotros no protegemos la semilla indefensa de una persona humana, que se chupa el pulgar en el vientre materno? Estamos construyendo el futuro de la humanidad sobre arena mojada por las lágrimas de nuestros niños no nacidos.»