Liberales vs. libertarios
Fuente: "Joseph Ratzinger. La fuerza de la razón contra el relativismo", Aceprensa, 17.XI.04
Esta división [entre iusnaturalismo y positivismo] remite a otra, que hoy es de importancia primaria dentro del pensamiento liberal y que tiene mucho que ver con la relación entre pensamiento laico y religión. En el liberalismo han existido siempre dos libertades, frecuentemente en contraste: la libertad de los liberales y la libertad de los libertarios. Para el liberalismo clásico, la libertad era limitación del Estado y, sobre todo, libertad frente al arbitrio. Una protección ante el arbitrio que solo la ley, instrumento que se aplica a todos, puede garantizar. La libertad de los libertarios está muy bien definida por Jeremy Bentham: “Toda ley es un mal porque toda ley es una violación de la libertad”.
El problema es que cuando los liberales pensaban en la libertad de los individuos, pensaban en la humanidad europea que tenían delante, que era cristiana. No imaginaban que el progreso de la ciencia dilataría enormemente las posibilidades de la subjetividad.
Esta ampliación de la subjetividad ha llegado hasta el punto de que el individuo es dueño, o casi, de decidir las modalidades de la generación humana. Es decir, de cuanto era ámbito de la eternidad de la naturaleza. El hecho de que también esto haya entrado en el terreno de la disponibilidad del sujeto repropone la cuestión de la protección ante el arbitrio.
Los viejos liberales conocían únicamente el arbitrio del poder y del soberano, pero me pregunto si la voluntad subjetiva no puede presentarse también con un fuerte carácter arbitrario cuando puede tomar decisiones como las que permite el progreso científico. Pienso que no nos podemos limitar a decir: “este campo es complejo, cada uno tiene su verdad, todas son aceptables siempre que no hagan mal a nadie, aceptamos el principio de que no es posible definir ninguna verdad”.
El discurso público debe estar animado de una tensión hacia la verdad cuando se trata de las fronteras entre libertad y arbitrio en ciertos temas. El ideal de una sociedad justa se apoya sobre la idea de que la verdad está en la justicia y la mentira en la injusticia. Lo que me sorprende como laico es que, cuando se habla en Italia de la ley de fecundación asistida, la posición predominante por el lado laico suele ser la de decir que resulta ocioso interrogarse sobre el bien y el mal, sobre lo justo y lo injusto, sobre lo verdadero y lo falso a propósito de esos temas.
1 Comments:
Qué estupidez. Relativismo es mantener a la mujer relegada a poner las flores de Mayo en las Iglesias y a coser los hábitos de los iconos.
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