Reclamación bancaria.

Sr Director de la Oficina Principal de CajaMurcia.

Respetado Sr. Director y querido Juan Miguel:

Al parecer por decisión unánime del Consejo de Administración se me asignó el inmerecido honor a principios de curso de pagarle los estudios de inglés a un chico al parecer necesitado y sin recursos que se llama Francisco Javier García Ruiz.

Digo lo de que debió ser decisión del Consejo de Administración porque de otro modo no habrían insistido tanto en cobrarme mes tras mes los dichosos estudios.

No me tache de desagradecido pero renuncio a tal honor. Sin embargo, cuando en un incalificable gesto de egoísmo por mi parte me he atrevido a devolver los sucesivos recibos, luego me los han vuelto a cargar, eso sí cobrándome los gastos de devolución. Vanas han sido mis súplicas, estériles mis lamentos, mes tras mes vds. han dado fe de mis inquietudes altruistas, claro está, contra mi humilde y siempre deudora Cuenta Corriente.

Estoy dispuesto a hacerme la prueba del DNA. Estoy dispuesto a ir al defensor del menor del Ministerio de Asuntos Sociales. Pero demostraré donde sea necesario que ese niño no es mío, ni es fruto de devaneos extramatrimoniales o locuras juveniles. No reconozco la paternidad en tan anglófilo evento.

Dando por sentada mi no paternidad, se me ocurren dos opciones:

1.- Que el niño no estudie inglés: mi abuelo, por ejemplo, sólo sabía “panocho” y vivió cien años.

2.- Que paguemos sus estudios entre todos los amigos de esa oficina. Como yo llevo pagando desde octubre, pienso que ya es el momentos de que se encargue otro de los estudios del niño.

A pesar de todo, si fuera un niño huérfano, o estuviera preparando oposiciones para la Comunidades Europeas, en fin, si no hubiera más remedio, yo seguiría pagando sus estudios. Pero en ese caso exijo el correspondiente certificado de mi obra benéfica, para descontármelo de mis pago a Hacienda.

Suyo siempre deudor.