La senguda restauración camino de la primera.
No es muy optimista nuestro amigo montsalvat:
«Las dos restauraciones que hemos tenido en España, la de 1874 y la de 1975, se debieron al agotamiento colectivo por las experiencias traumáticas anteriores, no a la atracción de un proyecto de futuro. O sea, en ambos casos la principal motivación fue negativa. De ahí su escasa vitalidad. En cuanto surgieron nuevas generaciones que ya no estaban traumatizadas, el régimen entró en crisis. Hacia 1900, las principales cabezas del país -los escritores del 98, Ortega y Gasset, etc.- abominaban del régimen de la restauración, al que calificaban de "farsa". En 2005, ya podemos ver que la segunda restauración va por el mismo camino. El régimen parlamentario de la Constitución de 1978 ha sido, en efecto, una monumental farsa. El actual Parlamento ha tenido aún menos realidad que el de 1876-1923 -lo que ya es decir-. Si hasta ahora la cosa, mal que bien, ha funcionado, ha sido únicamente por la pasividad y el apoliticismo residuales de la masa, amaestrada para "no meterse en líos" por el régimen anterior. Pero ya surgen nuevas generaciones que no sufren este condicionamiento y el régimen empieza a tambalearse.»
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