Talante, talante, mucho talante.
La política exterior del actual Gobierno español consiste en mendigar a otros países que nos quieran aunque sea un poquito, fundamentalmente EE.UU.
El gobierno de ZP no se cansa de repetir que las relaciones España- EE.UU. gozan de buena salud y que son de igual a igual; pero no se corresponde nada bien con el patético espectáculo ofrecido por un nervioso Moratinos durante su “encuentro bilateral” con un hastiado Colin Powell celebrado diez minutos antes en la misma sala donde iba a tener lugar la cumbre de la OTAN. El deseo de vendernos la imagen de buenas relaciones con ese país les lleva a perder la dignidad, la suya personal y la nuestra como nación. Pero, si el ministro de exteriores es capaz de todo por hacer meritos que le permitan conservar el sillón, su jefe le sigue de cerca; si no, ¿cómo explicar que el presidente del gobierno de nuestra nación se “trague” en vivo y en directo unas declaraciones como las de Putin sin decir ésta boca es mía? ¿Tanto ha caído el prestigio de España en la esfera internacional en tan poco tiempo? La última, evidentemente, es una pregunta retórica. La respuesta más clara a la misma se encuentra en el hecho de que hoy por hoy sólo los gibraltareños quieren sentarse a hablar con nosotros, y aun en esto salimos perdiendo. (Talante: Modo o manera de ejecutar algo; Semblante o disposición personal; Estado o calidad de algo; Voluntad, deseo, gusto.)
Astérix.
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