Del pensamiento "light" al "sin".
Es muy interesante este artículo de Ignacio Sánchez Camara publicado hoy en ABC:
Leelo en ABC:
«SE veía venir, pues era un tránsito en el que había precedido ya la evolución de productos de consumo, como el café o la cerveza. Así, ahora el pensamiento. La posmodernidad se había caracterizado por un pensamiento débil, light. Cuando las ideologías políticas se abandonan al pragmatismo, es decir, cuando olfatean el aroma del poder o arriban a sus confortables costas, se adhieren a lo banal, a lo light. Las ideas fuertes espantan a los votantes. Y ya lo ligero abre sus puertas a lo abiertamente «sin». Hemos alcanzado la meta del pensamiento «sin» ideas, y ya nos espera el gobierno de los «sin techo» ideológico, felices indigentes del pensamiento. Si todo vale, ningún voto es ajeno. La democracia se convierte así en el arte de contentar a todos. Y teniendo ideas, por débiles que sean, siempre se corre el riesgo de molestar a alguien, al que tenga otras. Lo mejor es carecer de ellas. Por lo demás, quien no tiene ideas se convierte en inexpugnable para la crítica. Entonces, el supremo valor del político pasa a ser la simpatía.»(continúa)
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